La surfera Irene Puerto encarna la respuesta a la necesidad de que la ciencia se haga entender por el pueblo. La divulgadora del proyecto educativo CosmoLAB, del IAC y el Cabildo de Tenerife, rompe los esquemas cuando se lanza a hablar del papel del Sol y de la Luna sobre las mareas en El Terrero del ETB 2024 El Socorro. Su entusiasmo por transmitir conocimientos es desbordante y su vocabulario puede llegar hasta todos los recovecos de las mentes de su auditorio. El público agradece su capacidad didáctica y su cercanía, hasta el punto de que, al concluir la charla, varias personas se acercan para seguir hablando con ella. Hablan de asuntos que van más allá de lo que su charla prometía, inquietudes sobre la física del mundo que nos rodea.
No, el cometa C/2023 Tsuchinshan-ATLAS, que está pasando ya, no puede considerarse el cometa del siglo, “pero sí el del año”, apostilla Jorge, astrofísico del IAC que la acompaña. Jorge añade un dato clave: ojo, que C/2023 Tsuchinshan-ATLAS solo puede verse con nitidez si se le sacan fotos, no a simple vista. Otra curiosa pregunta por el papel de la geografía en el estado de las costas. Efectivamente, el oleaje del que disfrutan los deportistas del mar no solo se explica por las mareas, sino también por la relación entre la dinámica atmosférica y el estado del océano en el centro del Atlántico, apunta Irene.
Mientras se produce esta conversación, en El Terrero es el turno de Daniel Anfibius, licenciado en Ciencias del Deporte y profesor de apnea de nivel internacional. Daniel invoca también a la ciencia: según advierten los científicos, la capacidad del ser humano para aguantar la respiración se mide en 12 segundos como media. Cuando un deportista está debajo del agua, bloqueado por una turbulencia poderosa que lo retiene pegado a una roca bajos tres olas que le pasan por encima, esa capacidad se reduce debido al esfuerzo físico y al estrés mental. Sin embargo, se han dado casos de deportistas del mar que han aguantado hasta 45 segundos; salen del percance con un desgaste físico considerable, pero vivos.
¿Qué es lo que en estos casos desafía lo establecido por la ciencia? Algo que, afortunadamente, tiene explicación y mejor todavía: puede entrenarse. Se trata de pasar por la crisis en el mejor estado físico –con el cuerpo relajado– y mental –con la mente concentrada–. La cuestión es que hay que enfrentarse al instinto de supervivencia, dominarlo, porque este nos empuja a huir y eso es lo peor cuando el mar está tan revuelto. “Una cosa es lo que pasa y otra lo que crees que está pasando”, explicó Anfibius, con una frase que nos lleva a preguntarnos si podrían establecerse relaciones entre esta idea y la de la Física Cuántica cuando dice que el comportamiento de lo observado depende de la mirada del observador. Cosas para pensar en una tarde de sábado, mientras en el agua de El Socorro se disputan las rondas clasificatorias del segundo evento del circuito europeo de bodyboard.
Para quien evoca la ciencia como base de su técnica de apnea para la supervivencia y para los astrofísicos, el Sol es un objeto estelar que merece estudio, pero, para quienes participamos en el programa de actividades paralelas del ETB 2024, el Sol es un dios caprichoso: Magec decidió retirar su brillo justo cuando tocaba colocar el telescopio solar, con el que habríamos podido visitar de cerca la hoguera estelar que nos da vida e, incluso, el cometa del año. Nada se puede frente a los caprichos de los dioses. O dicho de otro modo: ¡qué lástima que las nubes hayan aplazado la cita con el telescopio para otro momento!